La vida de X

Narrativa. Novela sobre un ciudadano asocial.

miércoles, mayo 24, 2006

Cápitulo 8: La crisis

Miércoles, un día cualquiera. X está sentado en su desempleo. Hoy ha notado algo extráño en el recorrido del suburbano. Su pulso, su ritmo cardiaco, parecen un allegro estridente. No consigue calmarse. Sube, sigue subiendo. Una luz en el bajo de la puerta metálica. Su mano pulsa renqueante el botón, abre la puerta. Desgraciadamente, el individuo del coche baja a hablar con X.

" ¿Qué me ocurre? ", piensa X. El individuo se acerca a la garita. Comienza a hablarle. X sólo observa su ansiedad, no le escucha. El individuo quiere dejarle una llave al relevo. X fija su atención en el gesto que le ofrece la llave. Entonces ocurre. La mano, renqueante, no responde. Ase mal el pedido. El individuo le observa. El corazón in crescendo, el sudor perceptible. " ¿Te ocurre algo? ", pregunta el residente. " Demasiado café, disculpe ". El individuo se va juzgando a X en sus pensamientos. El ritmo cardiaco sigue subiendo. Apoya la mano en la mesa, esparciendo una gran capa de sudor. Empieza a hiperventilar, encogiéndose en la silla. Horror. X sabe lo que ocurre. Le ocurría de niño cuando su padre, o más bien, su engendredador llegaba a casa. Está sufriendo una crisis de ansiedad, leve. Sigue hiperventilando. Su cerebro dispara la conversación hipotética del residente con su jefe, el posible despido, y la ruina inminente. Horror. X suda, todo su cuerpo está en tensión. Trata de caminar, pero al momento vuelve a sentarse. Hiperventila de nuevo. Enciende un cigarrillo. El ritmo se estabiliza. X mira el temblor de su mano. Siente verguenza, asco, rabia. Sabe que es una respuesta anómala a una conversación normal. Siente verguenza ante su descontrol. El ritmo se calma, mientras advierte un remedio muy antiguo. Repite duarante al menos diez minutos el mantra oficial: " Padre nuestro..." Comienza a calmarse. Las respiraciones se sincronizan con cada frase. " El pan nuestro dánosle hoy ". X se turba ante la eficacia y el condicionamiento católico.

" Ha vuelto a ocurrir, quizás se repita de nuevo ". X siente pena. Conoce por su fatigada intuición cual será el destino de este suceso. Una consulta médica, una conversación tópica recoméndandole vivir con el maltratador y seguir la doctrina familiar, el peor de los proselitismos.

X siente pena. Pero su pragmatismo le mantiene sentado, frente al portón metálico. X es un enfermo mental. Todavía no lo sabe. Simplemente lo intuye. Y el niño que lleva dentro querría llorar.

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