La vida de X

Narrativa. Novela sobre un ciudadano asocial.

lunes, julio 24, 2006

Capítulo 18: La Catarsis

X está desparramado en la cama. La fiesta ha terminado. La taquicardia es como una manada de elefantes. Ha esnifado, ha bebido, ha fumado hachis y cocaína. Su cerebro alucina, disparando pensamientos sin sentido. Son las 4 de la madrugada. El paro, el paro, el paro. X repite su desgracia. Mira al techo descreido, sabiendo que no podrá dormir después de dos gramos de cocaína buena, aún a pesar del hachis que ha comido y fumado.
X es un cadaver, pero aún respira de forma entrecortada. Le gustaría morir en este mismo instante. El alquiler, los pagos, el caos viene a visitarle. Volver a pedir ayuda a su odiada familia, con la consiguiente humillación moral. Vivir de nuevo una jornada de resignación cristiana, disimulando sus trastornos frente a su madre. Pedirle dinero, pedirle un psiquiatra, pedirle una vida subvencionada y alienante.
El bucle lleva varias horas en su cabeza. El paro, el paro, el paro. " No hay salida, y la fiesta se ha acabado. Ya no quedan caramelos ".
8 de la mañana. X sigue tendido, mirando al techo. La taquicardia ha disminuido, pero el pulso tiembla hasta el grado de no poder liar un cigarrillo de hachis. Los orificios nasales son ahora rojizos e inoperantes. X respira por la boca desde hace horas.
2 de la tarde. X, finalmente, duerme. Mañana no hay futuro, no hay empleo. Solo un obeso jadeando mientras duerme.

miércoles, julio 05, 2006

Capítulo 17: La carta de despido.

X está sentado frente a frente con su jefe. Hay una carta encima de la mesa, y una lámina del grito con un marco barato. El despacho es gris. El individuo pesa unos 90 kilos, lleva el pelo corto, moreno. Viste con un traje modesto. Mientras le habla, X fuma un cigarrillo barato.
" Algunos vecinos me han comentado que no están satisfechos con tu trabajo, que no aprecian interés en ti ". X se mantiene en silencio Sabe como terminará la conversación. " Así pues, solo cabe despedirte. No queremos gente con problemas trabajando en esta comunidad ". " En el sobre encontrarás el finiquito, y la parte correspondiente a este mes ".
X no pronuncia palabra. Su pulso renqueante ase el sobre, mientras enciende otro cigarrillo. Sabe que no cabe decir nada, que es mejor mantenerse en silencio. "Adios, buenas tardes ". Se levanta, mirando de nuevo el rostro descompuesto del cuadro. Camina con paso firme hasta la puerta.
" Esto no es personal. No lo tomes así ". X no quiere darse la vuelta. Pero lo hace. "Adios, buenas tardes ". El sonido hueco de la puerta retumba al salir.
Ya fuera del bloque, sentado en un banco, cuenta la cantidad. 1000 euros. Saca el teléfono móvil, llama al hinchado. La conversación es corta. " Quiero verte. 2 gramos, y lo de siempre. Que no esté cortada ".
Camina cabizbajo por la calle Alcalá, a encontrarse con la muerte química. No puede pensar. Su mundo se derrumba, sus ingresos, su trabajo basura. No sabe como actuar. Ha llegado el paro.
Fuera de la casa del hinchado, comprueba que lleva todos los venenos en orden. Coge un taxi. Mira los edificios con nostalgia. El taxista no habla. Madrid no dice nada fuera del cemento. " Hoy viene la muerte a verme ", piensa, sonriéndose. De nuevo, la peor situación es las más cómoda. De nuevo recuerda a su padre. Y al pagar, de nuevo, el billete tiembla.